23 enero 2012

Donde me pierdo

Acá no siento presión ni ganas de escribir. No dejo de pensar que terminaré haciendo de este blog un simple diario de vida; entonces me releo todo el tiempo y no me atrevo a subir nada.
No he tenido mucho tiempo libre además. 

Hice un viaje improvisado a un lugar de este mundo que siempre me ha parecido increible. Yo creía que me inspiraría, que me quitaría el sueño con tantas cosas que podría ver,  tocar, sentir... Pero no fue así... Ni siquiera caminar por el bosque fue la experiencia que imaginaba: no sentí duendes riéndose a mi espalda, ni volaron pajaritos, no estaba tranquila con toda la gente que tarde o temprano llegaba donde yo iba. Me caí un montón de veces, me ensucié, sentí hambre, calor, sed y ganas de no estar tan perdida. Fue decepcionante haber estado en  aquel lugar soñado y sentirme fuera de lugar, cosa que siento en casi todos los lugares donde estoy.


09 enero 2012

Eso de no volver

Simplemente estoy cansada. Solo pienso en dormir para soñarme en otra vida, en otro lugar y con otra gente. No quiero contestar llamadas, más preguntas para saber dónde estoy, a dónde me fui. Estoy lejos, eso basta. Y tengo cara de hastío, de asco contra el mundo. Quiero vomitar.

No dejo nada importante en este lugar llamado casa, ¿alguien me va a extrañar? Pienso que no. Miro mis muebles, las plantas del patio, un juguete que era de mi hermana, toco la tierra seca, el suelo agrietado... respiro profundo y siento que con eso me basta, que son suficientes recuerdos. No volveré. Dejo otra vez la tierra donde jugué siendo niña, allí donde lloré a escondidas. El sentimiento es soledad.

05 enero 2012

A la Señora F

La detestaba por decirme pepona, por pedirme favores en el recreo y por siempre equivocarse al corregir mis pruebas. Me tocaba el pelo, me lo alisaba con sus dedos; me tiraba la manga de la blusa para llamarme la atención y obligarme a escucharla.

Gesticulaba raro. Parecía enojada/feliz/furiosa/nerviosa/feliz a la vez que hablaba. Sus cejas arqueadas y negrísimas eran tan largas, formando dos alas de gaviota en pleno vuelo con todo el movimiento de su cara. Movía enfermizamente sus dedos. Su pelo era largo, oscuro, con rizos siempre mojados o babosos. Tres lunares brujos en su cara: en la nariz tenía dos, uno cerca de su boca al lado izquierdo. No soportaba fotos, según una leyenda sus lunares aumentaban de tamaño con el flash de la cámara.

Yo la recuerdo muy bien sin necesidad de una foto: morena, piernas largas, crespa y formal. Cuando vivimos juntas en su casa fue agradable ver que no era tan histérica como parecía. Cocinó y la ayudé a limpiar, hablamos y compartimos varios desayunos juntas hasta que me despedí para no verla más. 


01 enero 2012

Tradicional

¡Ay! ¡Qué sé yo! Año nuevo, humo en el cielo. Champaña por ahí. El primero de los días,que no es el primero. No quiero ni un abrazo, yo escribo, reparto pixeles. 

Solo sigo una tradición: mamá me dice que hay usar ropa nueva. Encontré un vestido naranjo y allí voy con este bonito trapo. Por ahí me muevo más muerta que viva... que me enfrío, ya no quiero vestido. No me gusta la feliz navidá ni el próspero año nuevo. Yo esperaba estrenar un calzón amarillo. 

Suerte para la vida, fortuna en el amor y abundancia en la comida que se resume en prender velas. Quemo el incienso menos amargo de la casa, voy bailando las dos canciones que más me gusta bailar. No me gusta, que mal enero que empieza. Que venga un febrero de lluvias y el marzo más estresao.